Tenchy Hortensia Domínguez Tolón Woooooooo Margó me has hecho recordar un poema colosal que no olvido nunca, « Otra vez Amarilis » de la poeta Márgara Saenz.
El tiempo há pasado y vuelves a mi memoria
tu auto trepando hacia la sierra, la Cream Rica
recuerdas? Volteando a la derecha todos
esos moteles.
Entonces eramos nosotros: no tú, no yo. Me quiérote
Te gózame, me amándonos, decíamos.
A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas
quién pega alaridos y triza los espejos
donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos ?
Que otro vientre recibe tu miel mía, peruano? Di?
qué frívola puta, que sórdida hipócrita limeña,
qué casada cuidadosa del cornudo.
Hijo de perra lo haces? Pero allí no, nunca, con
nadie vuelvas a la habitación 35. Que se te
muera para siempre, que se te pudra si regresas.
Una vez dije allí no, recuerdas? Dije después
donde quieras. Tú me observas igual que un
entomólogo, eras un médico lascivo examinando
una muchacha muerta de amor: no hables, eres una muñeca
un cuerpo sin voluntad, y me
tocabas probándome y fui un durazno de esos
que se abren con la mano.
Un durazno, dijiste a mis espaldas, a la luz de la
tarde, separando con suavidad mis carnes,
descubriendo lo que ni yo conozco, mi zona
más obscura, la que guarda esa caricia atroz,
obscena y tuya que no olvido.
Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me
has negado tu cuerpo, el que gustaba mirar
impúdico y erecto viniendo a mí, el tuyo que
era el mío. Concédeme esto entonces: anda a
otro sitio a hacer tus porquerías.
O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado,
ya no hay sino recuerdos y amarilis que puede sino
juntar palabras. Ahora somos tú y yo, no
existe más nosotros. Uno y uno, dos solos: Yo
y esa mierda que tú soy y yo añoras, desgraciado.
Tenchy Hortensia Domínguez Tolón Woooooooo Margó me has hecho recordar un poema colosal que no olvido nunca, « Otra vez Amarilis » de la poeta Márgara Saenz.
El tiempo há pasado y vuelves a mi memoria
tu auto trepando hacia la sierra, la Cream Rica
recuerdas? Volteando a la derecha todos
esos moteles.
Entonces eramos nosotros: no tú, no yo. Me quiérote
Te gózame, me amándonos, decíamos.
A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas
quién pega alaridos y triza los espejos
donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos ?
Que otro vientre recibe tu miel mía, peruano? Di?
qué frívola puta, que sórdida hipócrita limeña,
qué casada cuidadosa del cornudo.
Hijo de perra lo haces? Pero allí no, nunca, con
nadie vuelvas a la habitación 35. Que se te
muera para siempre, que se te pudra si regresas.
Una vez dije allí no, recuerdas? Dije después
donde quieras. Tú me observas igual que un
entomólogo, eras un médico lascivo examinando
una muchacha muerta de amor: no hables, eres una muñeca
un cuerpo sin voluntad, y me
tocabas probándome y fui un durazno de esos
que se abren con la mano.
Un durazno, dijiste a mis espaldas, a la luz de la
tarde, separando con suavidad mis carnes,
descubriendo lo que ni yo conozco, mi zona
más obscura, la que guarda esa caricia atroz,
obscena y tuya que no olvido.
Júralo: no has de volver a esa cama con nadie. Me
has negado tu cuerpo, el que gustaba mirar
impúdico y erecto viniendo a mí, el tuyo que
era el mío. Concédeme esto entonces: anda a
otro sitio a hacer tus porquerías.
O vuelve a la habitación 35. El tiempo ha pasado,
ya no hay sino recuerdos y amarilis que puede sino
juntar palabras. Ahora somos tú y yo, no
existe más nosotros. Uno y uno, dos solos: Yo
y esa mierda que tú soy y yo añoras, desgraciado.
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A mí me ha dinamitado las costillas… Estoy hecha pedazos… Qué poema!!! Qué puta autobiografía!!! de todas nosotras.
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mUCHAS GRACIAS QUERIDA ARES
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